Siempre he pensado que una de las cosas que más define a una empresa es su cultura del error, tanto a nivel corporativo (qué pasa cuando un proyecto importante no funciona como se suponía que iba a funcionar), como a nivel individual, es decir, cómo se reacciona habitualmente cuando un individuo común y corriente comete un error visible.

Antes de nada, merece la pena puntualizar un poco los términos. No es lo mismo un error, que es un hecho más o menos cuantificable y tangible, que un fracaso, que es más una emoción, una sensación de derrota. El error invita al aprendizaje y permite una sensación de poder corregir el rumbo mientras que el fracaso es mucho más irrecuperable, a la par que también más subjetivo, porque lo que para unos puede ser “un fracaso”, para otros puede no serlo.

Ambiente de trabajo en una oficina de call center Foto gratis
Hay mucho de pose y palabrería en esto de que el error es bueno para aprender y que las empresas incentivan a sus empleados a que intenten cosas nuevas aunque se equivoquen. No conozco ninguna compañía que el primer día que un empleado se incorpora a ella le digan “mucho ojito con lo que haces, porque como se te ocurra meter la pata en algo, te fulminamos”. Pero de ahí al “no pasa nada, se ve que lo que has intentado ha sido un desastre, pero todos hemos aprendido mucho” hay un mucho trecho.

Por mi experiencia, creo que hay áreas y proyectos en cada compañía donde el error no solo está permitido, sino que incluso está asumido de antemano, es decir, ya se presupone que va a haber un error. Estoy pensando en las áreas de innovación, donde está descontado que la mayoría de los proyectos en los que se trabaja no van a cuajar (se les podía etiquetar de fracasos entonces), pero sin embargo es suficiente con que uno sea un éxito para compensar a todos los demás. Eso conlleva que, en mi opinión, se acabe siendo por lo general poco riguroso en esos proyectos de innovación. Pero es cierto que el fracaso se suele tolerar bien.

Un ambiente de sala de examen en un hospital donde los médicos y pacientes están examinando y diagnosticando y recetando medicamentos para el tratamiento sintomático el concepto de diagnóstico de enfermedades Foto Premium
Pero el departamento de innovación, si es que existe, no es toda la empresa. Fuera de ese entorno, la tolerancia al fracaso depende mucho del momento que viva cada empresa. En época de vacas gordas se es mucho más permisivo que cuando vienen las vacas flacas. Cuando no hay red, los fracasos se pagan mucho más duramente. Los grandes gigantes tecnológicos que alardean de grandes inversiones en innovación tienen un respaldo económico que hace que se lo pueden permitir.

Pero otra cosa muy distinta es el error puntual de una persona, que no tiene por qué llevar al fracaso de un proyecto. Por supuesto, hay profesiones con menos margen de error que otras. Si un camarero se equivoca con una comanda, lo peor que puede ocurrir es que el cliente acabe descontento y no vuelva más pero se supone que hay más clientes en el restaurante. Si un neurocirujano se equivoca en una operación, la vida del paciente corre un muy serio peligro. Pero lo normal es que los errores que todos cometemos tengan consecuencias insignificantes en las cuentas de resultados de nuestras empresas y aun así, hay veces que sí acarrean consecuencias para quien lo comete. Seguro que a todos se nos ocurre algún ejemplo de ello. Recuerdo un compañero que pecó de exceso de juventud e idealismo y reclamó algo con lo que no estaba conforme directamente al director general de mi compañía, saltándose la cadena de mando… su carrera dentro del equipo se torció inexorablemente a raíz de ese gesto. O cuando preparas unos números para que los presente tu jefe en un comité y en esa presentación alguien detecta un error. Tu jefe queda señalado y tú, triplemente señalado.
Gente de negocios analizando estadísticas concepto financiero Foto gratis

Esas reacciones son las que marcan el carácter de las empresas. Saber que “serás perdonado” si te equivocas en tu trabajo es para mí la característica principal de un buen jefe, y te da tranquilidad y ánimo para aceptar proyectos y tareas nuevas. Y al contrario, con la espada de Damocles sobre tu cabeza nadie trabaja bien, y lo más prudente en esa situación es no salirte de ni un milímetro de tu zona de confort por si acaso.
Más allá de los lemas y las declaraciones de los dirigentes de una empresa, la cultura del error que se respire en una empresa es básica para el buen clima laboral y para el impulso a una cultura de innovación, entiendo ésta no como grandes proyectos rompedores sino como el paso a paso que a diario nos hace mejores.  

Fuentes: https://balcon40.com/2022/03/27/la-tolerancia-al-error-factor-clave-en-el-clima-laboral/ por Roberto García - Marzo 27, 2022 

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