Es importante apostar por la naturalidad de nuestras vídeo entrevistas, esto ayuda a que la persona pueda llevarse una clara impresión de lo que es nuestra organización y lo que necesitamos.

Antes de la llegada del COVID-19 y de sus múltiples repercusiones en nuestro modo de vida tanto personal como laboral, ya existían métodos para poder realizar el proceso de reclutamiento y selección. Una de las más utilizadas actualmente es la videoentrevista.

 

Es importante apostar por la naturalidad de nuestras vídeo entrevistas, esto ayuda a que la persona pueda llevarse una clara impresión de lo que es nuestra organización y lo que necesitamos. Hagamos que los candidatos se sientan “como en casa”, tenemos que tratarlos con más calidez que en una entrevista presencial, ya que las distancias nos alejan, por lo que nuestros sentidos deben ir conectados para que la empatía, la escucha y la comunicación lleguen.

Establecer una conversación natural, donde no haya estructuras, sino más bien sea como una charla con café para conocerse, que haya más conversación que algo parecido a un cuestionario. El hecho de preparar la entrevista no significa que hagamos como un robot, significa que hemos investigado el perfil del candidato y que tenemos a mano la información que pueda ser importante o necesaria.

No está demás conectarse con antelación para ver si todo está correcto, familiarizarte con la herramienta por la cual se realizará la videoentrevista, comprobar que la cámara funcione, el sonido sea correcto y que todo esté preparado antes que el candidato se conecte.

Esta modalidad de realizar las entrevistas es una buena manera de poder evaluar las competencias blandas sin tener a la persona delante, tener claras cuales son aquellas cualidades realmente importantes para nosotros y buscarlas en la persona. Los currículos nos aportan mucha información, pero las competencias transversales o emocionales son las que necesitamos más allá de los conocimientos técnicos.