Es habitual que quienes están en búsqueda activa de empleo, pongan una atención detallada en describir las fortalezas de su trayectoria laboral y formativa. Sin embargo, los valores también importan. Sencillamente, porque cada empresa tiene su propia filosofía organizacional y sus valores corporativos.

Aunque cada ser humano es único y esta esencia única enriquece la propia plantilla de la empresa. Más allá de la diferencia, también puede existir algún aspecto común. Por ejemplo, los valores.

Así como la amistad es un vínculo que crece y se consolida por medio del lazo de afinidad, del mismo modo, las relaciones profesionales también pueden verse realzadas por esta cuestión que crea una base común. Los valores influyen en la forma de interpretar la realidad del trabajo, en el comportamiento, en la misión y en la visión. Por esta razón, no es de extrañar que las empresas seleccionen a candidatos con quienes establecer esta colaboración desde un diálogo común.

Simplemente, al igual que ocurre en la búsqueda de la felicidad cuando una persona desea encontrar su lugar en el mundo, del mismo modo, por medio de la selección por valores se propicia que cada persona pueda encontrar el mejor lugar en el que proyectarse, crecer, evolucionar y madurar desde el punto de vista profesional.

Durante el proceso de selección en la entrevista de trabajo, la empresa puede determinar acciones que están directamente orientadas a este fin:

  1. Preguntas abiertas. Por medio de preguntas abiertas que propician una respuesta más argumentada, el entrevistador puede orientar la conversación hacia una dirección que invite a respuestas más personales del candidato. Estos son algunos ejemplos de preguntas que pueden hacerse en esta línea: ¿Por qué te gustaría formar parte de nuestra empresa? ¿Cuál es tu motivación profesional a corto plazo y cuál a largo plazo? ¿Qué tres valores te definen como profesional? ¿Cuál es tu concepto de un trabajo feliz?
  2. Prácticas de voluntariado. El voluntariado es una experiencia presente en la vida de muchas personas. Cada protagonista debe decidir si quiere añadir este dato en su currículum. Una de las razones por las que una práctica de voluntariado es tan constructiva en el currículum es porque además de mostrar una experiencia práctica, este hecho también habla sobre los valores que tiene esa persona. Es alguien proactivo que se implica en la construcción de un mundo mejor y tiene motivación para compartir su tiempo y su conocimiento con una causa que admira.
  3. Redes sociales. Actualmente, existe una mayor conciencia sobre la importancia de la marca personal puesto que el candidato tiene más recursos disponibles para reforzar su branding. Por ejemplo, a través de un blog personal o a través de Instagram. Mediante la información compartida en estos medios también es posible conocer al candidato de un modo más personal. La construcción de la marca personal no solo significa poner en valor los méritos y reconocimientos profesionales, sino también practicar la filosofía objetiva de ser la mejor versión de uno mismo. Y, por tanto, la comunicación es fundamental para proyectar esta imagen.
  4. Dinámicas de grupo. Por medio de estas dinámicas, los responsables de un proceso de selección pueden observar el modo de actuar de los candidatos en una situación específica que queda perfectamente definida en la presentación de ese ejercicio en el que cada persona desarrolla un rol específico. A su vez, las pruebas de grupo están cada vez más presentes en las pruebas de selección de personal. Una de las que también permite conocer los valores del candidato es el debate. A través de este ejercicio de participación entre varias personas es posible observar valores que son muy importantes en el ejercicio diario del trabajo: respeto al compañero, escucha activa, capacidad de argumentación, sentido crítico, capacidad de síntesis, respeto del turno de palabra de los demás, actitud constructiva… De lo que se trata es de integrar fórmulas y recursos con los que poder conocer al candidato más allá de la fórmula de la entrevista tradicional.
  5. Las entrevistas de trabajo. Sin embargo, eso no significa que una entrevista de trabajo presencial no pueda ser una forma significativa de profundizar en los valores del candidato ya que los valores son inherentes a la persona. Es decir, van con ella a cada lugar. No obstante, en una entrevista de trabajo puede quedar la duda de que un candidato ha respondido pensando más en aquello que el entrevistador quería escuchar que teniendo en cuenta su propio punto de vista. Sin embargo, en realidad, los profesionales que se encargan de la selección de personal están tan formados y preparados que es muy probable que puedan identificar este tipo de situación a través de las contradicciones entre el lenguaje verbal y la expresión corporal o a través de la falta de espontaneidad y naturalidad del candidato. La atención a los valores no solo parte de las respuestas del propio candidato, sino también, de la observación del propio entrevistador. Por ejemplo, si una persona critica a su anterior jefe, entonces, está proyectando algunos de sus valores en esa situación.
  6. Valores corporativos. En las relaciones humanas ocurre que para conocer a otra persona es muy importante que esa persona se conozca bien a sí misma a través de la introspección. Aplicando este ejemplo al ámbito laboral es muy importante que una empresa sea sólida en términos de conocimiento para reconocer cuáles son sus motivaciones, sus valores y sus metas. Desde este conocimiento esencial tiene un mayor realismo y discernimiento para identificar cuál es el candidato ideal

Cerem International Bussiness Scholl: https://www.cerem.es/blog/seleccion-por-valores-de-los-candidatos-en-la-empresa

Autor: Jesús Gómez. Lic. En Psicología y Máster en Dirección Estratégica de RRHH.